De vuelta en Bogotá

Es bueno volver a caminar por las calles de Bogotá, respirar hondo y sentir el pesado humo de las busetas. Volver a desafiar el miedo de encontrarse frente a la desesperación de la gente. Esa misma gente que camina por esta ciudad con pasos apresurados y la vista en el suelo para ignorar al maleante, vestido de ejecutivo, que intenta engañar al ingenuo que se atreve a mirarlo a los ojos para descubrir en sus cicatrices las marcas violentas de riñas callejeras. La empleada del servicio que va de casa en casa tendiendo camas, haciendo la misma sopa de papa con costlla, arroz y platano. El mensajero que zigzaguea con su motoneta entre los carros para llegar a tiempo con el sobre que contiene un pago atrasado de la hipoteca. El traqueto que se pasea en su camioneta blindada con vidrios polarizados para dejar a sus niños en el colegio bilingüe. El vendedor de minutos de celular que cobra 200 pesos por una llamada entre una pareja de amantes que le ponen los cuernos a sus cónyuges. El artista que va a la tesorería de una agencia de publicidad con una cuenta de cobro, por 60.000 pesos pagaderos a noventa días, con el sueño de poder algún día exhibir su obra aparcada en una bodega de chapinero. La mona pelipintada con tetas de silicona que se atraviesa el semáforo en rojo para llegar temprano a una entrevista de trabajo. El contratista de una ONG que mira a sus espaldas temiendo lo peor después de poner una denuncia masiva por la violación de mujeres en un municipio apartado, antiguamente controlado por paramilitares. El gerente de marketing de una empresa de papel higiénico que planea su ultima estrategia comercial exhibiendo una pluma montblanc mientras hace unos vocetos en un individual de un restaurante donde se venden vinos importados de Argentina. El zorrero que se pasea con su yegua blanca con la chatarra de la demolición de un centro comercial de los años ochenta y un letrero oxidado que dice:“Bienvenidos al ParaÍso”.

4 comentarios:

  1. Anónimo10:40 a.m.

    Vaya susto nos pegamos con el terremoto!!, todo bien?

    Suena bien lo q te cuentas por aquí! :), vaya con la República Bananera!, te voy a poner en blogs amigos del Maialavida!, te parece?

    La canción es de Los Rotos, que son coleguis!, yq te he hablado, a ver si te vienes a algún concieto, eh?

    Concluyo: el desprecio es una forma de llamar la atención!

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  2. No puedes describirlo mejor...es que hasta puedo oler el smog dejado por las busetas...qué ganas de volver!!

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  3. Mandíbula mecánica que indócil
    baila, descolocada y entreabierta.
    Articulando la madera fósil,
    ruge con el crujido de las puertas

    cierto muñeco con el ojo tieso
    y mueca en otras épocas radiante.
    Sin haber nunca dado un solo beso,
    melancólico yace en un estante.

    Los trazos que simulan ser cabello
    no encierran sino penas sin color,
    ignorantes del cielo, de lo bello.

    Y, su estopa, cargada del dolor
    de fingir que la vida es sólo aquello.
    De no haber conocido un solo amor.

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  4. Anónimo12:15 p.m.

    de vuelta en bcn para cuando?

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