Despertar


La balanza se volteó de nuevo en mi contra. El fantasma multicefalo apoyaba su extremidad sobre mi pecho asfixiándome mientras las mil caras que salían de su cuerpo me miraban, en sus ojos veía mi reflejo totalmente deteriorado por la agudeza de sus juicios.

Desperté exaltado y me senté en el borde de la cama, abrí los ojos con la esperanza de salir inmediatamente de la alucinación. Eran las cuatro de la mañana y los silbidos de los pájaros anunciaban un amanecer que no llegaba. La luz solar parecía ser el único remedio que podía sacarme del paroxismo que ya despierto se volvía real. Fue insoportable, especialmente después de sentir el asfixiante calor de su aliento en mi cara que advertía que aún no había acabado conmigo.

Salté de la cama y huyendo del yugo de su presencia salí de la habitación para buscar una ducha caliente pensando que así podría librarme de él. En el transito hacia el baño me despojé de la ropa desesperado, encendí la luz y frente al espejo descubrí la desnudez de mi conciencia. La piel se erizaba mientras el frío de la soledad recorría mi cuerpo.

Poseído por el espíritu que me había robado el sueño, verdugo y victima eran la misma persona frente al espejo.

1 comentario:

  1. Un despertar tormentoso, agitado, una experiencia que te permite saber que estás vivo de alguna forma extraña que no tiene mayor explicación. Por qué? Porque somos inmortales, dirían algunos, otros simplemente porque vale la pena ver un amanecer más, sentir el agua en la cara, y verse al espejo y reconocerse.

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