Ayer, en las horas de la noche, en un elegante restaurante del norte de la ciudad de Bogotá, una agencia de publicidad y varias empresas de investigación hicieron entrega oficial de un estudio que seguramente dará mucho de que hablar. En principio habría que decir que el evento tuvo una fuerte connotación política, no sólo por las palabras de algunos interlocutores, como el ministro de justicia Sabas Pretelt, también por el repetitivo discurso que intentaba convencer al auditorio de que finalmente se producía un estudio que podía dar cuanta de cómo somos los colombianos. Con todo, en medio de los tragos de whiskey y comentarios light, había gente entre los asistentes que mirábamos con escepticismo lo que estábamos presenciado.
Las primeras inferencias que se pueden hacer una vez uno empieza a conocer el estudio es que es una replica de una investigación de tipo macroeconómico de escala mundial (venga uno a saber si bien o mal adecuada a una realidad tan compleja como es la colombiana). La investigación es el resultado de una metodología aplicada a Colombia derivada del Estudio Mundial de Valores, un estudio que como su nombre lo indica es a nivel mundial y que intenta revelar los cambios socioculturales y políticos de las naciones. El método utilizado es totalmente cuantitativo, lo cuál hace pensar al humanista más sensato ¿desde que punto de vista esta construido? pues su objetivo fundamental es el de examinar los valores públicos (cualquier cosa que esto signifique), el crecimiento económico, la actitud de los grupos humanos frente a la protección del medio ambiente y las relaciones entre cultura, política e instituciones democráticas.
Sería atrevido exponer críticas muy elaboradas pues apenas se ha revisado una pequeña parte del texto. Pero esto no quiere decir que no se puedan plantear algunas primeras inquietudes que asaltan al lector que se encuentra con esta pesada obra de tres tomos (NUESTRA IDENTIDAD Estudio Colombiano de Valores. Bogotá: Raddar S.A, 2006. info@raddar.net).
Primero, y permítame ir de lo superficial a lo profundo. Cómo es posible que al editor de los tres tomos de esta “monumental obra” no se le ocurriera hacer un índice. Tiene que ser un adivino el que encuentre dónde esta cada artículo del estudio. Como es posible que dentro de los participantes en el estudio no haya un antropólogo ¿no son acaso estos expertos los adecuados para dar cuenta de los temas de identidad y valores culturales?
Segundo, ¿por qué? Camilo Herrera, quien introduce el libro y el cual suponemos dirigió la investigación para Colombia –presidente de Raddar, economista y filósofo entre otras cosas– afirma lo siguiente:
A un equipo de más de 50 personas y cerca de 60 instituciones involucradas nos tomó más de 4 años llegar al fin de este camino y darnos cuenta de que lo que se escribió en “Colombia: en presencia de las republicas hispano-americanas –del Presbítero Dr. Federico C. Aguilar – aún es vigente.
Y pasa a exponer las palabras de Aguilar:
En otros países ocuparse es gozar; y el habito de trabajo da placeres que ignora
la holgazanería, pero entre nosotros divertirse es una ocupación. De allí proviene el tristísimo desengaño en que todo lo nuestro se encuentra […]; de ahí la creciente pobreza y desmoralización que nos hace buscar en las pillerías, en la mala fe, en el juego, en las estafas, en la política lo necesario para mantener los vicios que hemos contraído en la ociosidad y para vivir en la holganza y en la comodidad en la que nos hemos acostumbrado.
¿Será esta una afirmación, de Herrera parafraseando a Aguilar, sobre que el colombiano efectivamente es un holgazán? Qué podrá pensar un ciudadano común, ante semejante afirmación; un ciudadano como usted o como yo, que todos los días sale temprano de su casa para llegar en la noche cansado de su trabajo; o el campesino que debe cuidar su parcela con esmero para asegurar su subsistencia; o el pescador que debe salir todas las mañana a obtener su sustento; o la empleada del servicio domestico que debe limpiarle los calzoncillos a su patrón.
No sé si Herrera es conciente de lo que esta escribiendo, no obstante, más adelante y en un pequeño párrafo parece hacer una corta y no muy clara reflexión al respecto:
Lo curioso es que en todos estos textos –refiriéndose a la cita de Agilar – sobre cómo somos, existen tres factores comunes: el nivel cultural, la pereza al trabajo y la aversión a la cálese política. Es muy tentativo hablar sobre lo malo de nuestra forma de ser y poco sobre lo bueno, debido a nuestra naturaleza critica.
Después escribe:
Mas el colombiano es contradictorio […] por tres razones fundamentales: somos muy diversos; estamos en un fuerte proceso de cambio, y tenemos una gran brecha entre el ser, y el deber ser, decimos ser lo que queremos ser.
No sé si lo anterior asuste al lector, pero es claro que aduce a la siguiente conclusión: ser diverso hace del ser colombiano algo contradictorio. En principio esto no debe ser extraño para un texto que revela sin lugar a dudas un sesgo político de corte nacionalista y de derecha. Un texto que se ufana intentando exponer al colombiano, como si “el colombiano” fuera algo explicable y tangible que puede ser descrito a través de características comunes. Como si “el colombiano” pudiera ser un saco en el cual se pueden meter unos valores y otros no.
¿Qué es ser colombiano? ¿Es esta una pregunta posible de responder? No es acaso atrevido decir que este estudio si responde a lo que significa ser colombiano, argumentando, por ejemplo, que una de cada dos personas, dentro de una muestra de mil y pico encuestados, dice ser feliz. Si esto fuera así y todo fuera explicable a través de supuestos estadísticos y lógicos, entonces lo que Herrera realmente estaría diciéndonos es que de esos uno de cada dos colombianos (según los resultados que arroja el estudio) que dicen que son felices lo dicen porque quieren ser felices pero en realidad no lo son, pues anteriormente Herrera ha dicho que los colombianos “decimos que somos lo que queremos ser” y “que existe una brecha entre el ser y el deber ser”.
Para liquidar este asunto. La introducción de Herrera no cumple con su objetivo, no sabemos si es culpa del autor, del afán o que no pudo encontrar la respuesta en Internet. Lo que sí es cierto es que los libros muestran a la vista que están mal editados y que la introducción que debe ser una puerta amable termina siendo antipática al no poder explicar la razón de ser de una investigación de este tipo para el caso de Colombia. Al parecer esta levedad es importante para sorprender con uno que otro dato estadístico quetiene más valor argumentativo que la reflexión que merece un estudio donde se plantea la pregunta sobre la identidad de una nación. Sospecho que este facilismo en las explicaciones y los conceptos es una actitud frecuente por parte de quienes elaboran las políticas públicas, sustentadas en este tipo de estudios. Por eso no me extraña que Herrera advierta al lector en la introducción del libro, que puede “resultar para algunos un texto tedioso de leer”. El presentador peca siendo honesto, pues ¿quién pude leer un texto que es presentado bajo un despropósito como este?
bienaventurados los que aún creen que se puede capturar la esencia de la gente en numeritos... entre otras cosas. paso a saludar y acontarle que en firefox su blog es casi ilegible, el sidebar queda abajo y los textos se despelotan, tuve que pasarme a explorer solo para visitarlo. ¿no ha pensado en un cambio de look?
ResponderBorrarsaludos...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
ResponderBorrares real lo que dice la pequña, es compkicado leerte en fire fox, en explorer se ve bien...
ResponderBorrareste blog pide a gritos un cambio extremo!, igual no deja de ser interesantisimo!! un abrazo!!
Siempre he dudada de los cambios extremos, especialmente después de lo que hicieron con el pobre de Higuita. Sin embargo, debo aceptar mi precocidad e ignorancia sobre la edición de blogs. Cualquier consejo, tip o teléfono de algún asesor de imagen es bienvenido.
ResponderBorrarCordial saludo.
ResponderBorrarCatalogar es podar lo matices que nos hacen diversos, será que la intención con este tipo de ejercicios es buscar la es una definición que dé una ventaja económica pintando un estereotipo esnobista?
Hasta pronto.
¿Cual fue la conclusion del estudio?
ResponderBorrarEl estudio no es concluyente, es más bien, la suma de artículos referidos a unos datos estadísticos que pretenden decir cómo es el colombiano. No sé si decir por ejemplo que uno de cada dos colombianos es feliz, uno de los resultados del análisis estadístico, pueda llegar a ser tomado como un dato concluyente. Le sugiero lea el libro, pues quizás de cada artículo el lector pueda sacar sus propias conclusiones.
ResponderBorrarMi conclusión es que el estudio parte de un método que es bastante cuestionable, pues reduce los conceptos de identidad y valores dejando de lado los procesos sociales y los contextos sobre los cuales estos valores tienen sentido. Sin embargo, el estudio aporta correlaciones muy interesantes que vale la pena revisar. Mi mayor critica, es la actitud arrogante, por parte de quienes están detrás del estudio, al afirmar que han encontrado la identidad del colombiano.
Parece que se invirito mucho dinero en ello.
ResponderBorrarEsos estudios pueden llevar a unos errores tremendos, tal vez sirvan para ver una globalidad y establecer estudios de mercadeo, pero a nivel individual, deben ser bastande disparatados.
El colombiano es igual a cualquier ser humano, el estudio bien puede haberse hecho en nicaragua y las conclusiones pueden ser similares.
Aunque yo hablo prematuramente sin conocer el citado libro, supongo que una vez leido o conocido el tema los comentarios pueden ser mas categoricos.